Mujer de 53 años da a luz gemelos: yerno nota su misma marca de nacimiento en ellos – Historia del día

Una mujer da a luz mellizos a sus 53 años de edad. Pero las cosas toman un giro extraño cuando su yerno llega al hospital
Cuando Bárbara Arteaga, de 53 años, se hizo la prueba de embarazo y mostró dos líneas, ¡no podía creer lo que veía! ¡Sí, estaba esperando un hijo!
El repentino aumento de peso y los cambios de humor no habían sido una coincidencia, pero cuando la mujer se dio cuenta ya era demasiado tarde. “¿Escucha los latidos del corazón, señora Arteaga?”, le preguntó el doctor Cardoso cuándo la mujer visitó el hospital.

Bárbara estaba desconcertada. “¿Latidos del corazón?”.
“Sí. ¿No sabe que está embarazada de mellizos?”.
La mujer quedó en estado de shock cuando el médico dijo eso.
Ser madre es una de las experiencias más hermosas que puede tener una mujer, pero para Bárbara fue un shock porque, a su edad, ya era madre y abuela de dos hermosas niñas.
“¿Podemos interrumpir el embarazo, doctor?”, preguntó la mujer, preocupada. “No quiero tener un hijo a esta edad”.
El médico le dirigió una mirada decepcionada. “Lo siento, señora Arteaga, pero me temo que es demasiado tarde. Veo algunas inconsistencias en su informe y creo que tendremos que internarla en el hospital por un tiempo. Presiento que tendrá un parto prematuro”.
“Por favor, doctor”, suplicó Bárbara, con los ojos llorosos. “¿No hay nada más que pueda hacer para evitar este embarazo? No creo que esté preparada para esto”.
“Lo siento señora, pero me temo que no puedo ayudarla. Como dije anteriormente, sus informes no son normales. Y si realizamos el aborto, estará poniendo su vida en peligro”.

Bárbara estaba devastada. Tenía miedo de lo que sucedería cuando su hija supiera que estaba embarazada, pero más que eso, temía cómo criaría sola a los niños.
Pero sabía que no podría ocultar el embarazo por mucho tiempo. Así que llamó a Melany ese día y le contó todo.
“¡Ay, mamá, vamos!”, Melany se echó a reír en la llamada. “¡No deberías estar contando esos chistes a tu edad!”.
“¡Lo digo en serio, cariño!”, Bárbara expresó su decepción. “¿Podrías revisar tu teléfono?”.
La mujer más joven sabía que su madre estaba saliendo con un hombre llamado Javier, quien había sido compañero de clase de ella. Habían ido a la misma escuela secundaria y universidad y se reencontraron en Facebook.
Él había invitado a salir a Bárbara y habían tenido algunas citas. Sin embargo, Melany no creía que su madre hablara en serio hasta que buscó su mensaje y leyó los informes de la ecografía. Demostró que en efecto estaba embarazada y que no estaba mintiendo.
Eso la dejó desconcertada. “¡Ay, Dios mío, mamá! ¡Esto es increíble! Pero, ¿qué has pensado al respecto?”.
“Realmente no quería continuar con el embarazo, cariño”, dijo Bárbara. “Pero no tengo otra opción. Los médicos dijeron que el aborto es demasiado riesgoso, así que tengo que seguir adelante”.

“No te preocupes, mamá”, la tranquilizó la mujer más joven. “Si Dios te ha puesto en esta posición, él también te guiará. Siempre estaré ahí para ti”.
Bárbara lloró cuando su hija dijo eso. “Pero cariño, no quieres saber…”.
Antes de que Bárbara pudiera terminar, su Melany la interrumpió. “No necesito saber nada más, mamá. Simplemente no te estreses por nada. ¿De acuerdo?”.
“Pero, ¿qué pasará con José y los demás? Me juzgarán por estar embarazada a esta edad, y luego esos pobres niños tendrán que enfrentarse a la sociedad. Estoy muy preocupada, cariño”.
“¿Por qué te importa lo que piensen los demás, mamá? Eres consciente de cómo es la gente. Hoy hablarán de ti, pero mañana no te recordarán. En lo que respecta a José, es muy comprensivo. No te preocupes, hablaré con él”.
“Está bien, cariño. Gracias”, dijo Bárbara y luego colgó. Pero todavía estaba preocupada por lo que sucedería si se revelaba la verdad.
Melany, como una hija responsable, visitó y cuidó a su madre desde el momento en que supo que estaba embarazada.
José, el esposo de Melany, también la apoyó y la acompañó al hospital los fines de semana para cuidar a su suegra. Pero todo ese amor y apoyo se desvanecieron el día que nacieron los gemelos.

Cuando la enfermera llegó con los bebés, Melany y José notaron de inmediato las marcas de nacimiento en los hombros de los pequeños.
Melany estaba en shock, por decir lo menos, ¡y José no podía creer lo que veía! Él tenía la misma marca de nacimiento en el hombro.